Dr. Jose Carbonell
Ex-Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal
Instituto Carbonell
El Instituto Carbonell desde 1961 es el centro de referencia en Mallorca de la evaluación, diagnostico y tratamiento enfermedades mentales y del comportamiento. Situado en el centro de Palma de Mallorca y atendiendo en todo el mundo.
LA CONSULTA
Psiquiatria y Psicología presencial y online
Con el fin de proporcionar el mejor servicio y la comodidad que ofrecen la posibilidad de sesiones en línea ; Terapia psiquiátrica en línea, la terapia psicológica en línea y evaluaciones de expertos en línea .
TERAPIA ONLINE
BLOG

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda el profundo sentimiento de odio que muchas personas experimentan tras una ruptura amorosa, especialmente cuando queda una sensación de pérdida, promesas incumplidas y tiempo desperdiciado. Según él, el dolor más punzante no es solo por la ausencia de la otra persona, sino por la frustración de haber invertido tiempo, ilusión y energía en alguien que ya no está. Ver a la otra persona bien mientras uno se siente mal puede amplificar el resentimiento. Sin embargo, Carbonell propone transformar ese odio en un motor de cambio . Invita a utilizar esa amargura como una fuente de fuerza para reinventarse, para cortar los lazos emocionales —las “anclas emocionales”— que siguen atando a quien sufre con su pasado, y así iniciar un proceso de sanación. Para ello, es fundamental llevar a cabo lo que él llama “extinción emocional” : eliminar todo lo que te recuerde a esa persona y lo que pueda perpetuar el dolor. Solo entonces es posible empezar de nuevo y reencontrarse con una versión más fuerte, más consciente y más libre de uno mismo. Carbonell recuerda que en el amor no siempre se gana, pero siempre se aprende . Cada experiencia, incluso la más amarga, te prepara y te fortalece para relaciones futuras. Y si bien el odio puede parecer inevitable al principio, es imprescindible no quedarse a vivir en él, porque —como dice el propio Dr. Carbonell— sobre el odio no se puede construir nada. La clave, finalmente, está en invertir en uno mismo : en la autoestima, en el crecimiento personal, en la sanación emocional. Solo desde ahí puede surgir algo nuevo, auténtico y sano.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre un momento clave que muchas personas experimentan tras atravesar una situación dolorosa o conflictiva —ya sea en una relación de pareja, en el ámbito laboral, con amigos o con familiares— y que se resume en una frase sencilla pero poderosa: “He aprendido la lección.” Según Carbonell, este tipo de situaciones enseñan que no puedes vivir constantemente pendiente de resolver los conflictos ajenos ni asumir la carga emocional de los demás. Vivir tratando de que todo el mundo esté bien, o intentando salvar a alguien de sus propios problemas o decisiones, solo lleva al agotamiento, la frustración y, muchas veces, a la pérdida de uno mismo en el proceso. Él subraya que hay una diferencia esencial entre lo que depende de ti y lo que no. Si depende de ti, puedes gestionarlo, cambiarlo, trabajar en ello. Pero si depende del otro, solo puedes acompañar, ofrecer tu apoyo, pero sin perderte tú en el intento. La sobreimplicación puede acabar siendo contraproducente, ya que muchas veces, cuanto más haces por alguien, menos esa persona se responsabiliza de su propia vida. La lección, entonces, es clara: hay que poner límites, por más cariño, compromiso o historia compartida que exista. Aprender que no puedes cargar con lo que no te corresponde también es una forma de crecer y de proteger tu bienestar mental y emocional. Carbonell concluye con una reflexión clave: la vida es un constante aprendizaje, y hay que tomar nota de cada experiencia para no repetir patrones que nos hacen daño. Dar más no siempre significa obtener más, especialmente cuando hacerlo implica perderte a ti mismo.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre una frase que le dijo una paciente: “No hay rosas sin espinas, y si no tienen espinas, es que son rosas falsas”. Con esta metáfora, plantea que todas las personas —por muy maravillosas o encantadoras que parezcan— tienen su parte menos amable, sus defectos, inseguridades o heridas emocionales que forman parte de su intimidad. Carbonell subraya que no es que las personas estén ocultando intencionalmente algo negativo, sino que todos tenemos aspectos que preferimos no exteriorizar o que simplemente forman parte de nuestra complejidad como seres humanos. Esos aspectos, que él llama “el lado oscuro”, pueden entrar en conflicto con una relación de pareja si no se entienden o aceptan con madurez. En una relación sana, no se trata de ocultar ni de justificar esos “defectos”, sino de aceptar que no existe la perfección. Quien está contigo debe quererte con tu parte bonita, pero también con aquellas cosas que no siempre se muestran en un primer encuentro. El mensaje es claro: amar de verdad implica aceptar al otro con sus luces y sombras, sin pretender idealizar ni exigir perfección. Y aunque uno no tenga que exponer de entrada todas sus vulnerabilidades, también es necesario crear un vínculo basado en la autenticidad y el respeto mutuo. En resumen, el Dr. Carbonell recuerda que no hay rosa sin espinas y que, más que buscar a alguien perfecto, se trata de encontrar a alguien que esté dispuesto a crecer contigo desde lo real, no desde lo ideal.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda una realidad dolorosa pero frecuente tras una ruptura amorosa: vivir aferrado a la esperanza de que la otra persona va a volver. Explica que muchos pacientes, incluso después de hacer el duelo inicial, siguen esperando que su expareja recapacite, se dé cuenta de lo que ha perdido y quiera retomar la relación. Este tipo de pensamiento lleva a comportamientos como seguir a la otra persona en redes sociales, evitar bloquearla, mandar indirectas a través de amigos, o incluso mantener tu vida en pausa, solo con la expectativa de un posible regreso. El Dr. Carbonell considera esto un error, porque no solo genera sufrimiento, sino que también te resta valor ante la otra persona. Una de las ideas clave del vídeo es que no podemos controlar lo que no depende de nosotros. No está en tus manos cambiar cómo la otra persona se siente, ni obligarla a que te perdone, ni hacer que vea lo que ha perdido. En cambio, sí puedes decidir centrarte en ti mismo: retomar tus hobbies, viajar, mejorar tu alimentación, cuidar tu imagen, avanzar en lo profesional y, en definitiva, reconstruirte como persona. Y añade un punto muy valioso: cuando tú comienzas a florecer, quizás esa persona vuelva a interesarse. O puede que no. Pero lo más importante es que, si lo hace, seas tú quien valore si realmente te interesa volver a intentarlo con alguien que en su momento te hizo daño o no supo valorar la relación. Este enfoque invita a romper con la dependencia emocional, asumir el cierre como parte del crecimiento, y recuperar tu autonomía emocional. No se trata solo de “olvidar”, sino de reinventarte con dignidad y fuerza, sin poner tu vida en pausa por alguien que, por ahora, ha decidido no estar.

El Dr José Carbonell parte de una situación que le compartió una paciente, donde ella no sabía si debía dejarse llevar por lo que sentía o tomar una decisión más lógica basada en lo que le convenía. Él señala que este tipo de dilemas es muy habitual y no tiene una única respuesta, pero sí puede abordarse con algunas pautas de análisis para tomar decisiones con mayor conciencia. Primero, insiste en que hay que revisar cómo estás tú emocionalmente. Si estás atravesando una crisis personal, estrés o un momento emocionalmente inestable, no estás en el mejor punto para decidir. Es esencial tener cierta estabilidad para valorar con claridad si lo que sientes es amor real o una necesidad emocional momentánea. Segundo, recomienda pensar en las consecuencias reales de seguir o no con esa persona. No solo en términos de sentimientos, sino también en cómo eso afectará tu vida personal, tu entorno, tu familia, e incluso tu trabajo. La razón entra aquí como un ejercicio de anticipar el impacto real que tendrá tu decisión. Tercero, invita a reflexionar sobre el futuro: ¿Te ves con esa persona a corto, medio y largo plazo? ¿Existe una visión de vida compartida? Esta parte no niega el amor, sino que lo complementa con una mirada más práctica que te ayudará a decidir si hay una base sólida para continuar. En definitiva, el Dr. Carbonell no te dice si elegir el amor o la razón, sino que te enseña a combinar ambos enfoques con conciencia, evaluando tu estado emocional, las consecuencias y la proyección futura. Solo así podrás tomar una decisión que no sea impulsiva ni completamente fría, sino equilibrada y alineada contigo mismo.

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda una de las sensaciones más frustrantes dentro de una relación de pareja: sentirse incomprendido, a pesar de estar poniendo todo de tu parte para que la relación funcione. Él describe cómo muchas personas se esfuerzan al máximo por hacer las cosas bien: dan, cuidan, se adaptan, buscan el bienestar del otro... pero, aun así, sienten que nada de eso está funcionando. Lo que hacen no está siendo bien recibido, o incluso puede generar rechazo. A veces es por exceso de atención, otras por no dar lo que la otra persona necesita realmente, y esto puede acabar generando una gran desconexión emocional. El problema de fondo, según explica el doctor, suele ser la falta de comunicación real y profunda. Es fundamental no suponer que lo que tú crees que está bien también lo es para tu pareja. Las intenciones pueden ser buenas, pero si no van acompañadas de comprensión mutua, pueden terminar provocando el efecto contrario. Por eso, insiste en que hay que vocalizar lo que uno siente, expresar las expectativas que tienes sobre la relación y, sobre todo, escuchar activamente a la otra persona. Sólo así se puede evitar esa sensación tan dolorosa de estar entregándose por completo y no ser valorado o entendido. En resumen, el Dr. Carbonell nos recuerda que, frente a la incomprensión amorosa, la clave es el diálogo sincero y constructivo. Hablar, aclarar, entender al otro y dejarse entender. Porque muchas veces no se trata de cuánto haces, sino de cómo lo comunicas y cómo lo recibe el otro.