Una crisis o ataque de pánico
comienza de repente y con mucha frecuencia alcanza su punto máximo al cabo de 10 a 20 minutos. Algunos síntomas pueden continuar durante una hora o más. Un ataque de pánico se puede confundir con uno cardíaco.
Los ataques de pánico pueden incluir ansiedad respecto a estar en una situación donde un escape pueda ser difícil (como estar en una multitud o viajando en un auto o autobús).
Una persona con trastorno de pánico a menudo vive con miedo de otro ataque y puede sentir temor de estar sola o lejos de la ayuda médica.
Las personas con trastorno de pánico tienen por lo menos cuatro de los siguientes síntomas durante un ataque:
Molestia o dolor torácico
Mareo o desmayo
Miedo a morir
Miedo a perder el control o de muerte inminente
Sensación de asfixia
Sentimientos de separación
Sentimientos de irrealidad
Náuseas y malestar estomacal
Entumecimiento u hormigueo en manos, pies o cara
Palpitaciones, frecuencia cardíaca rápida o latidos cardíacos fuertes
Sensación de dificultad para respirar o sofocación
Sudoración, escalofrío o sofocos
Temblor o estremecimiento
Los ataques de pánico pueden cambiar el comportamiento y desempeño en el hogar, el trabajo o la escuela. Las personas con este trastorno a menudo sienten preocupación acerca de los efectos de sus ataques de pánico.
Las personas con trastorno de pánico
pueden tener síntomas de:
Alcoholismo
Depresión
Drogadicción
Los ataques de pánico no se pueden predecir. Al menos en las primeras etapas del trastorno, no hay ningún desencadenante que comience el ataque. El recuerdo de un ataque pasado puede provocar ataques de pánico.
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