Las sociedades occidentales están cambiando y con ellas los males que amenazan la salud de sus ciudadanos. La crisis, el aumento de la esperanza de vida, el consumo de drogas y el ritmo de vida actual, parecen ser entre otros, los responsables del incremento de los casos de depresión que se está produciendo.
Los últimos datos aportados advierten que estamos ante un vertiginoso crecimiento de la prevalencia de esta enfermedad , tanto es así, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en los próximos 15 años, la depresión alcanzará el primer puesto en el ranking europeo de causas de discapacidad.
El estigma social que sigue representando, así como la insuficiencia de tiempo dedicado a su detección en atención primaria, pueden suponer las principales causas de su infradiagnóstico, y por lo tanto de su crecimiento, ya que al no ser detectada y tratada a tiempo, la depresión tiene muchos puntos de empeorar. Los datos apuntan a que menos de la mitad de los trastornos depresivos son tratados adecuadamente.
La dificultad para entender este trastorno para quien no lo ha padecido, así como su trivialización, conduce a muchos afectados a esconder su problema, según indican los entendidos. Andrew Salomon, experto y experimentado en la materia, tanto a nivel profesional como personal, destaca la importancia de entender que uno mismo no tiene la culpa de este padecimiento. Explica desde su vivencia de la depresión, como llegó a entender que la causa se debe, en sus propias palabras “a la forma en la que trabaja mi cerebro. La depresión está ahí y ya está”.
Solomon sostiene que los principales desencadenantes de esta dolencia giran alrededor del ritmo de vida de esta época, el estrés, dormir poco, la soledad, y especialmente la mayor asunción de inabarcables responsabilidades que convierten a las familias actuales en “superpersonas”.
El escritor subraya la importancia de la familia y el apoyo social para combatir la enfermedad, pero indica que el tratamiento farmacológico es clave para la recuperación. También apuesta por incluir conversaciones sobre arte y literatura en las sesiones de psicoterapia, pues contienen relatos de supervivencia que motivan e invitan a la autosuperación.
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