¿Qué es un ataque de ansiedad?

1 de junio de 2020
Las personas que sufren ataques de ansiedad, sobretodo las que lo sufren por primera vez suelen tener la sensación de que están sufriendo los síntomas de una enfermedad médica grave. Es importante saber que, aunque un ataque de ansiedad es algo muy molesto no tiene consecuencias graves sobre la salud.

Los síntomas más conocidos del ataque de ansiedad son las palpitaciones, la sudoración, la dificultad para respirar y la sensación de mareo. Otros síntomas no tan conocidos son los de dolor en el pecho, nauseas, tener escalofríos o sensación de calor, sensación de aturdimiento, entumecimiento o hormigueo del cuerpo. Hay algunas personas que llegan a tener una sensación de irrealidad y miedo de perder el control o de morirse. Es muy importante conocer todo el listado de síntomas, ya que el simple hecho de conocerlos hace que no creemos un efecto bola de nieve y no nos pongamos cada vez más ansiosos. 

Uno de los primeros consejos para poder sobrellevar un ataque de pánico es el de conseguir una respiración controlada s contando hasta 3 mientras inspiramos, después conteniendo el aire durante dos segundos y por último espirar contando hasta tres. Es importante que no sean demasiado profunda y utilizando el diafragma en lugar del pecho. También es importante identificar qué tipo de cosas nos ponen ansiosos para poder entender el motivo de dicha ansiedad. 

En opinión del Dr. Carbonell es importante tener en cuenta que a pesar de identificar de donde te viene el ataque de ansiedad y de intentar controlar la respiración, en muchos casos esto no es suficiente. Mi recomendación es la de acudir a un profesional de la salud mental al primer ataque de pánico o síntoma de ansiedad.

 


Por Instituto Carbonell 21 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, aborda el profundo sentimiento de odio que muchas personas experimentan tras una ruptura amorosa, especialmente cuando queda una sensación de pérdida, promesas incumplidas y tiempo desperdiciado. Según él, el dolor más punzante no es solo por la ausencia de la otra persona, sino por la frustración de haber invertido tiempo, ilusión y energía en alguien que ya no está. Ver a la otra persona bien mientras uno se siente mal puede amplificar el resentimiento. Sin embargo, Carbonell propone transformar ese odio en un motor de cambio . Invita a utilizar esa amargura como una fuente de fuerza para reinventarse, para cortar los lazos emocionales —las “anclas emocionales”— que siguen atando a quien sufre con su pasado, y así iniciar un proceso de sanación. Para ello, es fundamental llevar a cabo lo que él llama “extinción emocional” : eliminar todo lo que te recuerde a esa persona y lo que pueda perpetuar el dolor. Solo entonces es posible empezar de nuevo y reencontrarse con una versión más fuerte, más consciente y más libre de uno mismo. Carbonell recuerda que en el amor no siempre se gana, pero siempre se aprende . Cada experiencia, incluso la más amarga, te prepara y te fortalece para relaciones futuras. Y si bien el odio puede parecer inevitable al principio, es imprescindible no quedarse a vivir en él, porque —como dice el propio Dr. Carbonell— sobre el odio no se puede construir nada.  La clave, finalmente, está en invertir en uno mismo : en la autoestima, en el crecimiento personal, en la sanación emocional. Solo desde ahí puede surgir algo nuevo, auténtico y sano.
Por Instituto Carbonell 21 de abril de 2025
“Use it or Lose it” - Claves para Mejorar tus Habilidades Mentales
Por Instituto Carbonell 20 de abril de 2025
El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre un momento clave que muchas personas experimentan tras atravesar una situación dolorosa o conflictiva —ya sea en una relación de pareja, en el ámbito laboral, con amigos o con familiares— y que se resume en una frase sencilla pero poderosa: “He aprendido la lección.” Según Carbonell, este tipo de situaciones enseñan que no puedes vivir constantemente pendiente de resolver los conflictos ajenos ni asumir la carga emocional de los demás. Vivir tratando de que todo el mundo esté bien, o intentando salvar a alguien de sus propios problemas o decisiones, solo lleva al agotamiento, la frustración y, muchas veces, a la pérdida de uno mismo en el proceso. Él subraya que hay una diferencia esencial entre lo que depende de ti y lo que no. Si depende de ti, puedes gestionarlo, cambiarlo, trabajar en ello. Pero si depende del otro, solo puedes acompañar, ofrecer tu apoyo, pero sin perderte tú en el intento. La sobreimplicación puede acabar siendo contraproducente, ya que muchas veces, cuanto más haces por alguien, menos esa persona se responsabiliza de su propia vida. La lección, entonces, es clara: hay que poner límites, por más cariño, compromiso o historia compartida que exista. Aprender que no puedes cargar con lo que no te corresponde también es una forma de crecer y de proteger tu bienestar mental y emocional. Carbonell concluye con una reflexión clave: la vida es un constante aprendizaje, y hay que tomar nota de cada experiencia para no repetir patrones que nos hacen daño. Dar más no siempre significa obtener más, especialmente cuando hacerlo implica perderte a ti mismo.