Las relaciones intermitentes pueden causar un enganche similar al de una sustancia adictiva. Se experimentan momentos de intensa emoción y adrenalina cuando todo parece ir bien, seguidos de periodos de frustración y sufrimiento. La dopamina, hormona asociada al placer inmediato, juega un papel crucial en este ciclo: cuando la pareja regresa, se siente una euforia momentánea, pero rápidamente se ve seguida de la angustia y la tristeza cuando todo vuelve a deteriorarse.
La baja autoestima es una de las principales razones por las que aceptamos este tipo de vínculos, ya que no sabemos lo que necesitamos en una relación o no nos ponemos límites. La cultura del amor romántico, que idealiza la pasión y el sufrimiento, también contribuye a normalizar estas relaciones.
Según la autora Mónica Heras, para evitar caer en ellas, es importante trabajar en nuestra autoestima, aprender a poner límites y entender que el amor no es lo único suficiente para una relación sana.
En opinión del Dr. Carbonell, lo más importante de todo es identificar que esa relación está convirtiéndose en una relación yoyó para poder tomar medidas al respecto y que esto no suponga una pérdida de autoestima. Es esencial poder evitar que esa situación se prolongue en el tiempo ya que sino, probablemente generaría problemas de salud mental. Por último, es importante también identificar, que si no te puedes desligar de esa persona es fundamental buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
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