El dolor en el pecho y el estrés
30 de marzo de 2021
Algunas personas acuden a urgencias por un dolor inexplicable, que después de haber realizado las pruebas médicas adecuadas, se confirma que no está relacionado con problemas de corazón.
Un estudio realizado por investigadores de la Academia Salgrenska de Suecia analizó estos tipos de casos. Los participantes eran 20.000 pacientes, de mediana edad, que habían acudido a los servicios médicos por sufrir dolores en el pecho durante los últimos años y no existir ninguna causa física.
Se observó que los participantes mostraban factores comunes, como estrés laboral, ansiedad, depresión o un estilo de vida sedentario. Y el dolor les causaba cansancio, preocupación e incluso miedo a morir.
En opinión del psiquiatra Dr. Carbonell, desde Palma, aunque siempre se debe descartar que no existe un problema físico, debemos sensibilizarnos que el estrés, en cualquiera de sus formas, puede estar detrás de ese dolor en el pecho.
Fuente: Tendencias 21

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona en este mensaje sobre una de las trampas emocionales más comunes tras una ruptura o una gran discusión de pareja: quedarnos esperando . Muchas veces, después de que una relación se rompe, nace la esperanza de que tal vez todo vuelva a su cauce, de que la persona con la que compartíamos la vida reflexione, cambie y regrese. Nos aferramos a la idea de que lo que fue puede reconstruirse, de que ese proyecto de vida que diseñamos juntos aún puede tener sentido. Sin embargo, Carbonell advierte que esta espera nos paraliza y nos hace perder tiempo vital . Mientras deseamos que la otra persona reconsidere sus decisiones, dejamos de vivir el presente. Posponemos nuestra recuperación emocional, nuestras metas personales y, lo más grave, nuestra vida misma, esperando algo que tal vez nunca suceda. Además, el doctor señala que, muchas veces, la otra persona ya está en otra etapa , ha dado pasos hacia adelante e incluso puede haber pasado de un sentimiento de amor a indiferencia o rechazo. En cambio, quien espera se queda anclado a un pasado idealizado que ya no existe. Vivir de esa forma es hipotecar el futuro por una esperanza que no depende de nosotros. Por eso, el llamado es claro: deja de esperar . Centra tu atención en ti, en reconstruir tu autoestima, en recuperar tus proyectos, tu bienestar, tus ilusiones. Invierte en ti y en tu vida sin estar condicionado por lo que otra persona haga o deje de hacer. Solo así podrás avanzar, crecer y abrirte a nuevas experiencias que sí estén alineadas con tu presente y con tu valor. Carbonell concluye animando a compartir experiencias sobre cómo cada uno ha gestionado este tipo de situaciones, reconociendo que sanar es un proceso individual pero más llevadero cuando se hace en comunidad y con consciencia.