Quejarnos es algo común y, a veces, sirve para desahogarnos o conectar con otros. Sin embargo, cuando lo hacemos constantemente, puede dañar nuestra salud mental, emocional y física.
Según menciona García, M.J. en un artículo de The Conversation nuestro cerebro está diseñado para enfocarse en lo negativo, algo útil para sobrevivir en el pasado, pero que hoy puede hacernos más pesimistas y menos resilientes. Además, quejarnos todo el tiempo puede afectar funciones como resolver problemas y tomar decisiones, aumentando nuestra frustración y ansiedad.
Para cambiar de actitud y mejorar las formas de afrontamiento e interacción nos recomienda:
La clave está en ser conscientes del hábito y trabajar en cambiarlo. Quejarse no es malo, es natural y en ocasiones necesario, pero hacerlo todo el tiempo sí.
En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda estos son unos buenos consejos para mejorar nuestra salud mental.
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