Para muchas personas, hablar en público es una odisea. Tener que expresar una cuestión a un grupo de personas desconocidas puede generar un descontrol de nuestras emociones y de la situación. No todo el mundo tiene esta habilidad de comunicarse con fluidez y tranquilidad. Pero tampoco es imposible, ya que es una habilidad que se puede aprender y mejorar.
Este descontrol emocional nos provoca miedo a que pensará el grupo, a equivocarnos, a no saber explicarnos, etc. Por eso, lo principal es identificar estas emociones y sus síntomas para tener el control de la situación.
Algunos de los síntomas que aparecen cuando tenemos miedo a hablar en público son sudoración, temblor de voz, sensación de calor, cierta taquicardia, pérdida de concentración, entre otros. Estas señales serían la forma en la que reacciona nuestro cuerpo ante lo que considera nuestra mente un peligro. Por eso, es importante manejar los pensamientos negativos acerca de hablar en público, como “no me saldrá bien, me voy a equivocar o se van a reír de mí”, para así controlar y regular nuestras emociones como el miedo.
A continuación, os proponemos algunas técnicas para gestionar mejor hablar en público y disminuir el malestar que produce:
- Establecer un objetivo realista de la conferencia. No ponernos expectativas como si fuéramos expertos en oratoria.
- Normalizar sentir cierto grado de ansiedad cuando hablamos en público.
- Prepararnos las ideas fundamentales del discurso con antelación (qué quiero transmitir, qué ideas quiero que se lleve la gente, …)
- Mensaje claro y conciso
- Programar pausas mientras hablamos nos ayudarán a controlar el ritmo y el tono de voz.
- Ensayar el discurso antes de exponerlo.
En opinión del psiquiatra Dr. Carbonell, desde Palma, hablar en público, como cualquier otra habilidad, requiere de experiencia y de aprendizaje, no la conseguimos de forma innata. Todo el mundo puede llegar a hacerlo controlando sus emociones. Además siempre podremos acudir a profesionales de salud mental para que nos ayuden a superar este miedo y conseguir manejar la situación.
Fuente: Área Humana