Todos la hemos utilizado en alguna ocasión, y es que la mentira, nos puede ayudar a salir del paso, a justificar alguna falta e incluso a no dañar a otra persona. Con lo cual, podríamos decir que entra dentro de la “normalidad” utilizar la mentira con una intención externa y de una manera excepcional o poco frecuente. En el caso del mentiroso patológico, tanto la frecuencia como la finalidad difieren del resto de “mentiras no patológicas”. En estos casos se miente más, respecto a cualquier ámbito y debido a una cuestión interna que responde a la necesidad de construir otra identidad. Además pueden llegar a un punto en el que se creen sus propias mentiras.
Se cree que se origina en la niñez, a raíz de la vivencia de situaciones en las que mentir tenía un valor protector o incentivador. Es decir, la inventiva del niño o niña, era premiada con atención o admiración, aumentando su sensación de seguridad a través de hacer sus historias más llamativas, o bien se evitaba sufrir una reprimenda. La repetición de este patrón, junto a otros factores, podría derivar en este trastorno de la mentira.
Inconsistencia e incongruencias en sus historias
Detectar a un mentiroso patológico a veces puede ser complicado ya que las mentiras suelen contener una parte de realidad que en caso de ser demostrado puede despistar. Sin embargo, a menos que posean una memoria prodigiosa, caerán en incongruencias, ya que es mucho más fácil acordarse de lo que nos ha sucedido que de lo que nos vamos inventando. La clave entonces está en la inconsistencia de sus historias. Preguntar varias veces en momentos diferentes fijándose en como cambian los detalles contextuales, es una buena forma de darse cuenta que hay gato encerrado. También pueden modificar su discurso o cambiarlo completamente en función de la persona a la que se dirijan, amoldándose a su personalidad.
Inestabilidad en sus vidas
Tener una vida inestable en diferentes ámbitos, también puede darnos una pista. Suelen cambiar con relativa frecuencia de trabajo ya que no es raro que afirmen poseer más capacidades de las que tienen y que queden en evidencia al tener que demostrarlas.
Algo parecido ocurre en el plano personal. En un principio logran captar la atención e incluso admiración de su entorno, sin embargo, al ir descubriéndose la realidad, es fácil que se rompan muchos vínculos sociales y de pareja.
Reacción al ser desenmascarados
Al ser descubiertos pueden defenderse, generando más mentiras o pueden ponerse a la defensiva en vez de arrepentirse.
En resumen, hay que buscar inconsistencias e incongruencias en sus historias, fijarse en si su vida esta llena de continuos cambios e identificar si cuando se le confronta tiene una reacción desproporcionada. Aunque en ningún caso se debe reforzar este comportamiento ni dejarse embaucar, no hay que olvidar que se trata de un trastorno psicológico y que como cualquier otro, necesita la ayuda pertinente para poner solución.
María Cantarellas Pascual. Psicóloga Col. B-2235
Dr. Carbonell, psiquiatra.
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